
Tal vez, la impaciencia del Monumental le termina pesando a este equipo acostumbrado a esperar muy firme desde atrás para buscar el resultado de contra. En muchas situaciones como visitante, River finalizo los encuentros muy atrás, cuidando el resultado como oro. Lo que de local parece mas difícil porque el publico millonario esta acostumbrado a ver como los rivales se defienden del millo y no al revés.
El pasado sábado pasó algo de eso. El equipo no se terminó de convencerse de ir con todo por el partido. Fue mucho mejor que su rival, pero no buscó adelantarse en el campo para llevarse por delante a Godoy Cruz. Siguió especulando y esperando que el gol llegara. Por eso, el gol de Mariano Donda cayó como un balde de agua fría en el estadio. Porque River lo merecía y por la falta de ambición y por una jugada fortuita se quedó con las manos vacías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario