No hay que dejar de tener en cuenta que Lucas Ocampos, uno de los mejores rendimientos del millo en lo que va de temporada, tiene apenas 17 años y dos meses, y juega como uno de 25. Tal vez tiene lagunas como cualquier pibe pero en los momentos clave, hasta ahora, apareció. Claro acierto de Almeyda en darle la confianza en ese sector. Antes de comenzar el torneo se habló mucho de él. De su gambeta, su encare y de su gol. Ocampos no decepcionó y las cualidades que mostró en la pretemporada son las mismas que en los partidos oficiales. Lleva dos goles en lo que va del Nacional pero seis en la temporada, si se cuentan los amistosos anteriores. Evidentemente mejor forma de comenzar imposible para este pibe de 1,87 m. que ya demostró lo que cabecea.
En el último encuentro fue clave y participó de los tres goles de River. El primero lo definió con un cabezazo colocado en el área chica. El de Sánchez fue mitad de él, ganó una pelota que durmió Desamparados, la tiró larga, enganchó y puso un centro a la cabeza del uruguayo. En el tercero Ocampos comenzó la jugada por izquierda y dió el pase a Sánchez (otro que estuvo en todas) para que luego de un rebote, Dominguez convirtiera.
Ante la venta de Roberto Pereyra, el único que podrá pelearle el puesto es el venezonano Cesar Gonzalez y, aunque esto es largo, parece difícil que salga del equipo por su buen nivel.
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