Los siete tantos de este campeonato no llegaron de casualidad o por errores del rival, sino por méritos propios. La mayoría de la mano de Carlos Sánchez, ya que el uruguayo participó en seis de ellos. Más el aporte del pibe Lucas Ocampos en cuatro goles. Obviamente que es un torneo incomparable con el anterior o con cualquier otro, por la calidad de los rivales y el respeto que le tienen a River, pero es una muy buena señal que el equipo empiece a recuperar la identidad riverplatense que Matías Almeyda quiere resurgir desde el primer día que se puso en buzo de DT.
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